jueves, 18 de febrero de 2016

Abrazos y cariños


He podido notar cómo, curiosamente, muchísimos seres humanos se sienten poseedores de características únicas que los diferencian del resto de las especies. El crononauta aficionado debe ser muy cuidadoso a la hora de interactuar con esta especie ya que aquellos ejemplares de Homo sapiens que presenten esta actitud suelen ser agresivos al momento de intentar hacerles ver su error.

Cómo producto de la evolución, Homo sapiens no presenta ninguna cualidad que la haga acreedora de una posición especial respecto al resto del universo. Es un decendiente de otra especie de simio con un vello corporal mas notorio y, cómo todos los simios, el acicalamiento debió haber jugado un papel importantísimo a la hora de forjar lasos sociales con otros miembros de la manada.
Los simios no bípedos presentes en esta época, a inicios del Antropoceno, son los chimpancés (Pan sp.), gorilas (Gorilla sp.), orangutanes (Pongo sp.) y  gibones (Hylobatidae). En todas estas especies está presente el acicalamiento mutuo, que consiste en que un individuo busca parásitos entre el pelaje y la piel a su compañero, para luego recibir el mismo tratamiento de limpieza. Dicha actividad podría pensarse en un inicio cómo egoísta, pues con ayuda de un congénere se puede uno librar de parásitos en zonas de difícil acceso, pero no es así: el acicalamiento se realiza incluso en lugares donde el mismo individuo puede hacerlo. Se trata de una forma de expresar cariño y confianza en el otro.


Antiguamente Homo sapiens seguía valiéndose del acicalamiento como manera de socializar, pero ¿Cómo se enfrentan los urbanitas actuales el acicalamiento? Los piojos y otros ectoparásitos son mal vistos, y ya no se buscan en el pelaje de los congéneres por diversión. No solo eso, ya no poseen el pelaje notorio de sus ancestros, y el poco que les queda está en sus cabezas o cubierto por ropa. Los humanos de inicios del Antropoceno han suplido esta necesidad instintiva con una solución muy inteligente: los abrazos y caricias. Como atavismos del acicalamiento, estas actividades solo se hacen con gente de confianza, incluso las caricias y rascar el cuero cabelludo de sus parejas es una muestra mas clara.

Estas actividades fortalecen vínculos: Aquellos humanos que se conocen el tiempo suficiente empiezan a avanzar en la proxémica hasta llegar a los abrazos y caricias. Se sabe que una cría humana que no ha recibido estos tratos por parte de sus progenitores desarrolla problemas conductuales y/o sociales cuándo se vuelve adulto, lo cuál denota la importancia de la demostración física de afecto y confianza en esta especie.
Así que, estimados Homo sapiens, reflexionen sobre sus propias actividades, verán que tienen un origen simiesco y, sobre todo, no olviden la importancia de estas actividades, después de todo, si están en su instinto es por una buena razón.